la rutina se transforma y se apacigua el dolor.."

Pasé mucho tiempo negándolo o negándome a mi misma todo lo que sentía. Siempre me guardaba todo para mí porque no confiaba en los demás, no confiaba en que otras personas tuvieran conocimiento de mis sentimientos, de lo que me pasaba y aquejaba. 

No recuerdo exactamente porque nació esta desconfianza hacia los demás, he comenzado a pensar que esa desconfianza más bien debería llevar el nombre de timidez. Una timidez de mostar a los demás como soy en realidad, verme expuesta y desprotegida. Eso es, miedo a sentirme desprotegida.

Desde pequeña he sentido la necesidad de cuidarme sola. Se puede decir que pasé mucho tiempo en soledad, y me sentí así aún estando rodeada de personas. Supongo que se debe a que jamás nadie llenó ese vacío que dejaron en mí las personas en las que algún día confié y me dañaron de por vida.

Mis padres fueron a los primeros que culpé por sentir este vacío, pero debo decir que ellos siempre hicieron lo que creyeron mejor para mí, siempre estuvieron ahí para apoyarme y darme su cariño. Yo nunca quise verlo así, simplemente vi el lado malo creyendo que en cualquier momento volaría de su nido y no les necesitaría más. Es tan fácil buscar culpables y tan difícil afrontar los problemas que tenemos en frente.

Un timpo atrás sin darme cuenta he comensado a dejar todos esos sentimientos en el baúl que siempre los guardé para mi sola. Me cansé de alejar a las personas que se han interesado por saber que me sucede, cansada de reprimir todos esos sentimientos y ahogarme poco a poco en ellos.

Llené ese baúl con malos recuerdos, lo alimenté todas las veces que sentí que nadie me entendía y lo cerré para que nadie del exterior lo viera. Que tiene de malo mostrar que no siempre somos tan fuertes, que tenemos ratos de debilidad y que sabemos llorar? Quiero entender y que me entiendan.

Es por esto que decidí dejar el baúl semi abierto, no planeo mostrar a cualquiera lo que hay en el simplemente quiero comenzar a confiar en las personas que creo valen la pena. 

Si nuevamente soy dañada por haber tomado esta desición, simplemente levantaré la cabeza con una sonrisa porque me he dado cuenta de la importancia de saber intentar y fracasar que el no haber intentado del todo.